La sonda Voyager 1 fue lanzada por la NASA en 1977, cuando ni
siquiera existían los ordenadores personales ni internet ni la telefonía móvil.
Sin embargo, esta pequeña nave casi de otra época ha llegado más lejos que
ningún otro artefacto creado por el hombre y se ha convertido, casi con toda
seguridad, en la misión espacial más exitosa de todos los tiempos. Los
científicos sabían que la sonda se aproximaba a la frontera del Sistema Solar,
pero ahora, gracias a nuevas observaciones, han podido no solo confirmar su
hazaña, sino que han descubierto que la misión está mucho más cerca de cruzar
el espacio interestelar de lo que creían. Si todo funciona como hasta ahora, la intrépida nave llegará a la última frontera a finales
de 2012, mucho
antes de lo que se esperaba.
La Voyager 1 se
sitúa a unas 10.800 millones de millas del Sol y ha entrado en una zona en la
que ni siquiera le alcanza el viento
solar, una corriente continua de partículas
cargadas emitidas por nuestra estrella que forman una «burbuja» conocida como helioesfera, que envuelve todo el
Sistema Solar. Estas partículas viajan a una velocidad supersónica hasta que
cruzan un punto llamado choque de terminación. En este lugar, el viento solar
disminuye drásticamente. La velocidad del plasma o gas caliente ionizado que nuestra
estrella emite en todas direcciones ha pasado de 150.000 millas por
hora a cero, según observaciones de científicos dirigidos por Stamatios
Krimigis, del laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns
Hopkins. Este flujo de partículas puede haberse detenido por la presión del
campo magnético interestelar. Es decir, la nave puede estar cerca de una zona
lejanísima llamada heliopausa, la
capa externa de la helioesfera donde la radiación solar se encuentra con la que
procede de otras estrellas.
La Voyager 1 cruzó
el choque de terminación en diciembre de 2004 y se trasladó hacia la heliopausa.
Los científicos han utilizado los datos de uno de los instrumentos de la sonda
para deducir la velocidad del viento solar. Cuando la velocidad de las
partículas cargadas que golpean la cara externa de la Voyager 1 coincidió con la
velocidad de la nave espacial, los investigadores supieron que ya no le
alcanzaba el viento solar. Esto ocurrió en
abril de 2010, cuando la
Voyager 1 se encontraba a una distancia de 10.600 millones de
millas del Sol.
Debido a que las
velocidades pueden variar, los científicos realizaron más análisis de los datos
hasta que han estado convencidos de que el viento solar había desaparecido. Y
resulta que la velocidad del viento solar ha disminuido 45.000 mph cada año, desde agosto de 2007, cuando el viento
solar se movía a una velocidad de unas 130.000 mph . En el
último año, se ha mantenido muy cerca de cero.
En el
espacio interestelar, en 2012
Los científicos creen
que la Voyager
1 aún no ha cruzado la heliopausa en el espacio interestelar. Alcanzar el
espacio interestelar significaría una repentina caída de la densidad de las
partículas calientes de la heliopausa y un aumento de la densidad de las
partículas del plasma frío interestelar. Los investigadores estiman que la
heliopausa puede estar a de 11.300 millones de kilómetros, lo que significa que
la Voyager 1
podría salir de la capa de transición y entrar en el medio galáctico a finales de 2012.
Una nave hermana, la Voyager 2, fue lanzada el
20 de agosto 1977, y se encuentra a 8.800 millones de millas del Sol. Las dos
naves viajan en diferentes trayectorias y velocidades. La Voyager 1 vuela más
rápido, a 38.000 mph ,
mientras que la 2 lo hace a 35.000. Por lo tanto, en los próximos años, la Voyager 2 podrá
encontrarse en la misma capa de transición en la que ahora está su flamante
compañera.
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