El Barça finiquita la eliminatoria con un nuevo 5-0 y dos tantos en sesenta segundos
Un minuto, sesenta segundos, nada. Un minuto, sesenta segundos, todo. Un minuto puede ser el suspiro más corto, el intervalo más largo o, como ayer para el Barça, un momento que pasa volando pero en el que suceden acontecimientos decisivos para la historia, en este caso de un club. Como plantarse en una final.
En el espacio de tiempo que separa el minuto nueve del diez, el Barça dejó, con dos tantos, vista para sentencia la semifinal de la Copa, al Almería una vez más herido (palpitaba el recuerdo del 0-8 mientras se le emborronaba el sueño de alcanzar su primera final copera) y a un veterano guardameta como Esteban, muy bajo de ánimo. El portero, suplente de Alves en Liga, llegó a tocar los dos balones que supusieron los primeros tantos azulgrana.
El primero de ellos fue obra de Messi, que tras un recorte en la frontal remató algo forzado, pero el césped esta vez le hizo un favor dibujando un bote en falso que incomodó al meta rival. Poco después, Villa recibió un pase de Xavi en su banda, en el interior del área, y un nuevo bote volvió a castigar al portero, que volvió a rozar el esférico. Si en un minuto el Barça tenía la final a tiro, en cinco estaba sellada. Messi nunca se cansa y volvió a marcar, colocando esta vez un balón inalcanzable para el portero. ¡Cuántos mortales querrían hacer tantas cosas bellas y útiles en tan poco tiempo como ayer el Barça!
Quedaba todavía una punta del tridente por pinchar la meta rival, y a Pedro se le ocurrió que después de haber marcado en tantísimas circunstancias diferentes, nunca lo había hecho de cabeza. Xavi botó una falta que el canario mandó con la testa directa a la escuadra. Eso sí, si los centrales del Almería, que miden bastante más de 1,80 cada uno, no son capaces de atar en corto a Pedro, de 1,70, en el juego aéreo, en pocas facetas puede ya superar el conjunto rojiblanco al líder de Primera.
Más allá de los cuatro tantos, el Barça apenas había disparado contra los tres palos. Si hubo un tiempo en que los azulgrana solían ser criticados por jugar bien pero perdonar mucho, ahora los más pragmáticos se quedan sin palabras ante su eficacia letal.
Tanta, que al Barça le vienen sobrando las segundas partes en muchísimos partidos. Baja el ritmo, comete imprecisiones y sólo aparece a fogonazos, como los disparos de Adriano y Mascherano oel gol de Keita, que puso el 5-0 definitivo a poco del final.
Disminuir una marcha es la única y perdonable forma que tienen de descansar los titulares del Barça. Porque si hace dos años la Copa sirvió a Guardiola para dar minutos a futbolistas que no solían ser titulares, ahora esa práctica sólo beneficia a Mascherano y Pinto. El resto, teniendo en cuenta las bajas por lesión de Alves y Putyol, era la de las grandes noches. Pero la gran cita de este trofeo llegará en abril.
No hay comentarios:
Publicar un comentario