
Simplemente, los
avasallaron.
Los científicos, dirigidos
por Sir Paul Mellars, profesor de prehistoria y evolución humana en Cambridge,
realizaron un análisis estadístico de las evidencias arqueológicas de la región
de Périgord, en el suroeste de Francia, que contiene la mayor concentración
europea de yacimientos de neandertales y primeros humanos modernos. De esta
forma, encontraron pruebas claras de que las primeras poblaciones humanas
modernas penetraron en la región en un número al menos diez veces mayor que las
comunidades locales de neandertales. Esto se refleja en un aumento en el número
total de sitios ocupados, con densidades mucho más altas de residuos como
herramientas de piedra o restos de animales de los que se alimentaban. Además,
sus áreas de ocupación más extensas reflejan grupos sociales más grandes y
aparentemente más integrados.
Frente a este aumento
espectacular de visitantes, la capacidad de los grupos neandertales para
competir por la misma gama de lugares donde vivir y de alimentos de origen
animal (renos, caballos, bisontes y ciervos) se vio menguada. Los conflictos
entre las dos poblaciones por ocupar las tierras más ricas en alimentos se
repetían, pero el mayor número de individuos y su alta capacidad para
coordinar actividades garantizaban el éxito de los humanos modernos.
Más complejos y
sofisticados
Los grupos de humanos
modernos también poseían tecnologías y equipos de caza superiores, como
lanzas más eficaces y de largo alcance y eran más eficientes almacenando
alimentos de cara al frío invierno glacial. Que los humanos modernos disponían
de cerebros y capacidades mentales más desarrollados respecto a los
neandertales es aún un debate abierto, pero la repentina aparición de una
amplia gama de formas de arte complejo y sofisticado como las pinturas
rupestres, la producción a gran escala de artículos de decoración (piedra
perforada y cuentas de marfil y de conchas del mar) y los sistemas simbólicos
de las marcas en los huesos y en las herramientas de marfil -todo aspectos que
no se habían visto en los neandertales-, apuntan asistemas más elaborados de
comunicación social entre grupos de Homo sapiens, probablemente
acompañados de formas más avanzadas y complejas de la lengua.
Todos estos nuevos patrones
de comportamiento, más sofisticados, se desarrollaron en primer lugar entre las
poblaciones de Homo sapiens africanas al menos entre 20.000 y 30.000 años antes
de su dispersión desde África. «Está claro que esta gama de innovaciones
tecnológicas y de comportamiento permitió a las poblaciones humanas modernas invadir
y sobrevivir» a los neandertales, indica Mellars. Frente a estas competencias, a
los neandertales no les quedó más remedio que retroceder a regiones marginales
y menos atractivas del continente hasta la extinción, que, según el profesor de
Cambridge, quizás pudo haberse acelerado por un deterioro repentino del clima
en todo el continente hace unos 40.000 años.
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