La guerra, que comenzó
la madrugada del viernes en una de las cárceles más violentas de Venezuela y
que ya ha dejado un parte de dos soldados y un recluso muertos, continúa. Los
internos de la prisión El Rodeo II, ubicada a unos 28 kilómetros de
Caracas, han recibido esta noche con granadas a la policía militarizada de la Guardia Nacional ,
que más temprano tomó el control de otro penal cercano, El Rodeo I, con 5.000
hombres armados.
El Gobierno de Hugo Chávez
ha decidido este intervenir ambas penitenciarías, luego de que el domingo
pasado se produjera un motín entre bandas rivales, en el que murieron unos 22
reclusos y sufrieron heridas otros 58, según cifras oficiales. En mayo pasado,
más de 20 funcionarios del Ministerio de Interior y Justicia también fueron secuestrados
por los presos, que reclamaban mejoras en las condiciones de reclusión. Poco
antes del amanecer de este viernes, las tropas de la Guardia tomaron las
instalaciones de la primera prisión, que alberga a unos 4.700 presos. Un
teniente, un sargento y un recluso murieron en el procedimiento, en el que
además fueron incautados drogas, fusiles, escopetas, granadas de mano y
pistolas de diferentes calibres.
"Estamos preparados
para aguantar el tiempo que sea necesario hasta que ellos depongan las
armas", ha dicho este viernes por la noche (hora local) el general Luis
Motta Domínguez, comandante de la Guardia. Para este sábado esta previsto que la GN interviniera la cárcel de El
Rodeo II, pero la operación fue suspendida a causa de la violencia.
"Los mismos guardias
armaron a la población penal y ahora quieren quitarles las armas a la fuerza.
Están acorralando a los internos, buscando matarlos a todos. Y una persona
acorralada es capaz de cualquier cosa", ha dicho a El País José Argenis
Sánchez, un ex convicto que ahora preside la organización Liberados en Marcha.
"Si ellos nos hubiesen escuchado a nosotros y a los presos, el teniente y
el Guardia Nacional que murieron hoy estarían ahora con su familia,
tranquilos".
Los presos de las cárceles
venezolanas manejan las mismas armas de guerra que los cuerpos de seguridad del
Estado: rifles semiautomáticos R15, Fusiles de Asalto Livianos (FAL), pistolas
automáticas, granadas de mano, municiones; todas ellas, fabricadas o importadas
por la Compañía
Anónima de Industrias Militares (Cavim). Los venden los
mismos funcionarios de la
Guardia Nacional o del Ministerio de Interior y Justicia
encargados de custodiar las cárceles, dice José Argenis Sánchez. "Un R15
cuesta unos 30.000 bolívares fuertes (poco menos de 7.000 dólares, al tipo de
cambio oficial) y un FAL cuesta unos 25.000 bolívares. En El Rodeo todos los
domingos se recogen 55 bolívares fuertes por persona (12 dólares) para comprar
balas y armas", afirma el presidente de Liberados en Marcha.
Según cifras de la ONG Observatorio
Venezolano de Prisiones, en el primer trimestre de 2011 han muerto 124 personas
en las cárceles venezolanas como consecuencia de la violencia. En 2010 fueron asesinados
476 presos y otros 958 resultaron heridos; y en los últimos 12 años han
fallecido unos 4.500.
Una de las principales
causas de los enfrentamientos es la sobrepoblación: en 34 centros
penitenciarios, diseñados para albergar a 14.500 reclusos, viven 44.520. Otra
de la razones es la ineficiencia del sistema de justicia venezolano, pues más
del 50% de estos presos no sido juzgados ni condenados.
El Gobierno venezolano
anunció el martes pasado la creación de un nuevo ministerio de Atención
Integral Penitenciaria que se encargará de buscarle solución al problema. Ya en
octubre de 2008, el Ministerio de Interior y Justicia había admitido la
gravedad de la crisis. En aquella oportunidad creó un Consejo Superior
Penitenciario que hasta el momento no ha dado mayores resultados.
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