El día que Mario contrajo matrimonio, creyó que sus problemas habían
terminado y que las frustraciones de la niñez, entraban a formar
parte del pasado. Pero la ceremonia, la fiesta y el viaje de luna
de miel (que parecían tomados de una película romántica), dieron
paso a un verdadero infierno que concluyó con la separación.
Para Jorge, un hombre que enfrentó la adversidad en la adolescencia,
e incluso se crió en las calles, la historia fue diferente. Su
matrimonio fue sencillo, no tenía dinero, y su esposa se conformó
con una recepción modesta, para un día después, estar de nuevo en
sus labores cotidianas. Pese a la escasez económica, gozan de
relativa paz y, en particular para Jorge, cada amanecer está lleno
de nuevas oportunidades.
¿De qué depende la felicidad en el hogar?
De acuerdo con un estudio adelantado por
Psicología, la felicidad en el hogar no depende de las
circunstancias, sino de la actitud del individuo. Un soltero
infeliz, seguirá siéndolo cuando contraiga matrimonio. Si es feliz
de soltero, lo será cuando cambie su estado civil. Los
especialistas coinciden en asegurar que cada quien determina si será
feliz o presa de la amargura.
El amor es lo que importa:
La decisión de amar a su cónyuge tiene un enorme potencial.
Aprender su lenguaje principal de amor hace que ese potencial se
vuelva una realidad. El amor no es solamente una necesidad
emocional. Los psicólogos han observado que entre nuestras
necesidades básicas está la necesidad de seguridad, de valor
personal y de significado. El amor, se interrelaciona con todas
ellas.
Si me siento amado por mi pareja puedo descansar sabiendo que mi
compañero o compañera no me hará ningún daño. Me siento seguro en
su presencia. Puedo tener muchas incertidumbres en mi carrera y
hasta tener enemigos en otras áreas de mi vida, pero con mi cónyuge
me siento seguro. Mi valor personal aumenta por el hecho de que mi
pareja me ama. Después de todo, si me ama debo ser digno de amor.
A lo mejor mis padres me han dado mensajes negativos o no muy claros
en cuanto a mi valor personal, pero mi pareja me conoce como un
adulto y así me ama. Su amor edifica mi autoestima.
El sabernos amados por nuestra pareja mejora nuestro sentido de
importancia. Pensamos: “Si alguien me ama, debo ser importante”.
Soy importante porque tengo la capacidad de comunicar mis
pensamientos por medio de palabras y tomar decisiones. Soy
importante porque la vida tiene sentido. Soy importante porque
alguien me expresa amor, porque mi cónyuge invierte tiempo, energía
y esfuerzo en mí.
Sin amor, puedo pasar toda la vida buscando significado, valor
personal y seguridad. Cuando experimento amor, esto impacta
positivamente en todas mis necesidades. Puedo desarrollar todo mi
potencial, estoy más seguro de mi valor personal y puedo dirigir mis
esfuerzos hacia fuera, en vez de estar obsesionado con mis propias
necesidades. El verdadero amor siempre libera.
El amor no es la respuesta para todo, pero crea un clima de
seguridad en el que podemos encontrar las respuestas para las cosas
que nos inquietan. En la seguridad del amor una pareja puede tratar
las diferencias sin acusarse. Allí se resuelven los conflictos, y
dos personas diferentes pueden aprender a vivir juntos en armonía.
En ese ámbito descubrimos cómo encontrar lo mejor en el otro. Ese
es el premio del amor.
La decisión de amar a su pareja tiene un enorme potencial. Aprender
su lenguaje principal de amor hace que ese potencial se vuelva una
realidad. El amor hace que “el mundo gire alrededor de él”.
“El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni
jactansioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta,
no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en
la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa,
todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” 1 Corintios 13:4-7.
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