Para el tan respetado como popular psiquiatra norteamericano David Viscott, enojo y dolor siempre van unidos. “A pesar de que el enojo surge del dolor, en ocasiones se da tan rápido que el dolor que lo motiva se pierde en la ofuscación del momento.
Muchas personas prefieren reaccionar con enojo antes de
sentirse heridas, ya que consideran que sufrir es un signo de vulnerabilidad”, dice en su libro El método Viscott. Autoanálisis y autosuperación.
Para este autor, la expresión del dolor o el enojo es fundamental porque de no hacerlo la persona queda expuesta a un daño continuo ty se ve forzada a sufrir en silencio.
“Expresar el dolor es el mejor modo de llegar a un acuerdo con el otro, porque hace que la herida sea el punto en cuestión”.
Reprimir el enojo, en cambio, complica la vida. En primer lugar, porque no se lo puede contener completamente y suele expresarse en forma explosiva y desencadenarse a raíz de un hecho que se asemeje al resentimiento oculto. Es necesario, entonces, ponerse al día con los enojos acumulados.
Aprender a identificar las situaciones que nos enojan y decidir la manera en que queremos expresar nuestro disgusto es sacar partido de esta emoción fundamental, para vivir mejor con nosotros mismos y con los demás.
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“Expresar el dolor es el mejor modo de llegar a un acuerdo con el otro, porque hace que la herida sea el punto en cuestión”.
Reprimir el enojo, en cambio, complica la vida. En primer lugar, porque no se lo puede contener completamente y suele expresarse en forma explosiva y desencadenarse a raíz de un hecho que se asemeje al resentimiento oculto. Es necesario, entonces, ponerse al día con los enojos acumulados.
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