Mantenerse conectados con tierra firme todavía alivia cuando la generación propia tiene alguna variación o pérdida de las máquinas. Corpoelec ratifica la inversión de 280 millones de dólares para el segundo cable, dentro de dos años.
Un buen ejemplo para entender cuál es la realidad del actual cable submarino es compararlo con un carro viejo, que se usa en forma moderada y rueda según la potencia que genere al momento. “El cable está malo. Eso nadie lo puede negar”, admitió el subcomisionado de Generación de Corpoelec, Wolfgang Freites.
El funcionario dijo que el cable aporta 40 megavatios, de los 100 MW que generaba originalmente, lo cual significa que marcha a 40% de su capacidad. Reconoce que está “en graves condiciones”, lo cual es comprensible porque fue instalado para 20 años y ya tiene 35 de existencia. De allí que se aprovecha aún al máximo ese 40% de su capacidad.
“Hay que proteger su integridad y así lo hacemos hasta que llegue el nuevo cable, como lo anunció el presidente Chávez, dentro de dos años”, dijo.
Freites discrepa de quienes defienden solo la generación propia y consideran que el cable submarino no es la solución. Al contrario, afirma que todavía funcionando en 40% de su capacidad continúa siendo estratégico para el sistema eléctrico insular.
-Tan estratégico que nos mantengamos conectados a tierra firme por operaciones. Actualmente, la generación va con la demanda y cuando se tiene alguna variación o pérdida de las máquinas, el mantenernos conectados hace que el sistema eléctrico se mantenga estable. Cuando se tenga formalmente en operatividad la planta Juan Bautista Arismendi con los correspondientes generadores será otro el panorama. Por ahora, se mantiene la inversión anunciada por el presidente Chávez a principios de mayo, en el orden de los 280 millones de dólares para el segundo cable. Sin dudas, será como un carro nuevo, concluyó.
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