Tras el repunte de la derecha en las elecciones generales en España, la analista internacional estadounidense-venezolana Eva Golinger advierte sobre la necesidad de canalizar el descontento social, agrupado en torno al movimiento Occupy Wall Street, en una plataforma política de cara a las elecciones presidenciales del próximo año en Estados Unidos.
Sistema político bipartidista y neutralización de la protesta
A dos meses y medio de las protestas iniciadas en Nueva York y que se han multiplicado por todo Estados Unidos, la abogada de profesión -entrevistada por la Agencia Venezolana de Noticias- advierte que hay, al menos, dos opciones para neutralizar a los indignados estadounidenses.
La primera es que el descontento social sea asumido como bandera del Partido Demócrata en la campaña electoral y Obama triunfe nuevamente.
La segunda se trata de un un escenario similar a la jornada del domingo en España: un giro hacia la ultraderecha que, en el caso de EE.UU, se traduciría en dar el voto a los republicanos, bajo la promesa de que esta organización pueda hacer frente a la crisis económica.
“Cualquiera de las dos opciones son iguales porque las políticas son muy parecidas. Hay pocas diferencias entre estos partidos”, aclara Golinger quien obtuvo su doctorado en derechos humanos internacionales en 2003 de la Universidad de la Ciudad de Nueva Yor.
Agrega que si no se crea una alternativa que abra espacios dentro de la escena política, como por ejemplo, el mecanismo de debate nacional, el movimiento de protesta va a ser asumido por los demócratas, partido que tradicionalmente ha sido vinculado en EE UU con sectores progresistas.
“Sin un liderazgo, el movimiento no va a poder crecer a nivel nacional con contundencia y consolidarse como una alternativa a los republicanos demócratas. Eso no existe en estos momentos porque ha sido un movimiento horizontal: No hay una cúpula, no hay quien controla; son personas de diferentes organizaciones que participan por cuenta propia. Pero es muy difícil que eso logre romper con el esquema político del país”.
Represión policial y mediática
La también egresada de la universidad Sarah Lawrence College sostiene que “en Estados Unidos hay un esfuerzo muy grande para acallar el movimiento. Los elementos radicales que han tenido más presencia en los medios, los que han permanecido los últimos dos meses y medios protestando, ocupando espacios públicos, expresando ideas más claras, ellos son quienes están siendo blanco de la represión policial”, precisó.
La represión, aclara Golinger, también tiene dos efectos inmediatos: la inhibición de personas que comparten las banderas del movimiento, a saber, el rechazo al enriquecimiento de un pequeño sector en proporción con el empobrecimiento de las mayorías.
“La gente dice yo apoyo los conceptos de este movimiento, porque estoy en contra de que las corporaciones tengan el poder (…), pero no voy a salir a apoyarlos físicamente porque no quiero ser golpeado por la policía, ni quiero que me metan gas pimienta en la cara”.
También está la otra cara: la represión contra los indignados “ha indignado más gente” y muestra de ello son las movilizaciones cada vez más numerosas y masivas.
Los principales medios de comunicación también han asumido un rol de coerción con la continua degradación del movimiento desde noticieros en los que analistas y reporteros califican a los manifestantes como “sucios” o vándalos.
Todos los días hay arrestados, destaca la autora de la obra “Bush vs Chávez: la guerra de Washington contra Venezuela, pero “los noticieros reportan la represión en Egipto (…). Obama también condenó el fin de semana la acción de las fuerzas de seguridad en el país africano, pero “ni siquiera mencionó la represión y las protestas en EE UU”.
El invierno de Occupy Wall Street
La protesta enfrenta un momento crucial; el invierno y el desalojo de los principales parques ocupados por los indignados es un obstáculo frente a los que otras luchas sociales han sido disueltas, recuerda la analista.
“El movimiento ya no tiene espacio físico(…); tienen que decidir si se van a reagrupar y analizar durante estos meses cuál será el próximo paso”.
“No es un movimiento internacionalista; no tiene una ideología definida, ni un objetivo definido; ni una plataforma política definida. Eso no es necesariamente malo en este momento. Pero, entendido que en el país hay elecciones importantes en 2012, tienen que ir consolidándose, porque si no va a pasar exactamente lo mismo que en España”.
Sistema político bipartidista y neutralización de la protesta
A dos meses y medio de las protestas iniciadas en Nueva York y que se han multiplicado por todo Estados Unidos, la abogada de profesión -entrevistada por la Agencia Venezolana de Noticias- advierte que hay, al menos, dos opciones para neutralizar a los indignados estadounidenses.
La primera es que el descontento social sea asumido como bandera del Partido Demócrata en la campaña electoral y Obama triunfe nuevamente.
La segunda se trata de un un escenario similar a la jornada del domingo en España: un giro hacia la ultraderecha que, en el caso de EE.UU, se traduciría en dar el voto a los republicanos, bajo la promesa de que esta organización pueda hacer frente a la crisis económica.
“Cualquiera de las dos opciones son iguales porque las políticas son muy parecidas. Hay pocas diferencias entre estos partidos”, aclara Golinger quien obtuvo su doctorado en derechos humanos internacionales en 2003 de la Universidad de la Ciudad de Nueva Yor.
Agrega que si no se crea una alternativa que abra espacios dentro de la escena política, como por ejemplo, el mecanismo de debate nacional, el movimiento de protesta va a ser asumido por los demócratas, partido que tradicionalmente ha sido vinculado en EE UU con sectores progresistas.
“Sin un liderazgo, el movimiento no va a poder crecer a nivel nacional con contundencia y consolidarse como una alternativa a los republicanos demócratas. Eso no existe en estos momentos porque ha sido un movimiento horizontal: No hay una cúpula, no hay quien controla; son personas de diferentes organizaciones que participan por cuenta propia. Pero es muy difícil que eso logre romper con el esquema político del país”.
Represión policial y mediática
La también egresada de la universidad Sarah Lawrence College sostiene que “en Estados Unidos hay un esfuerzo muy grande para acallar el movimiento. Los elementos radicales que han tenido más presencia en los medios, los que han permanecido los últimos dos meses y medios protestando, ocupando espacios públicos, expresando ideas más claras, ellos son quienes están siendo blanco de la represión policial”, precisó.
La represión, aclara Golinger, también tiene dos efectos inmediatos: la inhibición de personas que comparten las banderas del movimiento, a saber, el rechazo al enriquecimiento de un pequeño sector en proporción con el empobrecimiento de las mayorías.
“La gente dice yo apoyo los conceptos de este movimiento, porque estoy en contra de que las corporaciones tengan el poder (…), pero no voy a salir a apoyarlos físicamente porque no quiero ser golpeado por la policía, ni quiero que me metan gas pimienta en la cara”.
También está la otra cara: la represión contra los indignados “ha indignado más gente” y muestra de ello son las movilizaciones cada vez más numerosas y masivas.
Los principales medios de comunicación también han asumido un rol de coerción con la continua degradación del movimiento desde noticieros en los que analistas y reporteros califican a los manifestantes como “sucios” o vándalos.
Todos los días hay arrestados, destaca la autora de la obra “Bush vs Chávez: la guerra de Washington contra Venezuela, pero “los noticieros reportan la represión en Egipto (…). Obama también condenó el fin de semana la acción de las fuerzas de seguridad en el país africano, pero “ni siquiera mencionó la represión y las protestas en EE UU”.
El invierno de Occupy Wall Street
La protesta enfrenta un momento crucial; el invierno y el desalojo de los principales parques ocupados por los indignados es un obstáculo frente a los que otras luchas sociales han sido disueltas, recuerda la analista.
“El movimiento ya no tiene espacio físico(…); tienen que decidir si se van a reagrupar y analizar durante estos meses cuál será el próximo paso”.
“No es un movimiento internacionalista; no tiene una ideología definida, ni un objetivo definido; ni una plataforma política definida. Eso no es necesariamente malo en este momento. Pero, entendido que en el país hay elecciones importantes en 2012, tienen que ir consolidándose, porque si no va a pasar exactamente lo mismo que en España”.
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