Don Omar - Taboo

18 de octubre de 2011

Titanic entra en la tercera dimensión

Los protagonistas de TitanicA James Cameron le preguntaron qué necesidad había de hacer una versión en 3D de Titanic, y si realmente había tanta diferencia entre la nueva versión y la película que en 1998 recaudó más de mil millones de dólares en todo el mundo.

Cameron, vestido con un traje gris y camisa blanca en el piso 15 de un multicine enorme de Manhattan, se rió, y respondió: "Miremos los veinte minutos que tenemos preparados y después me dices si era necesario".

Cameron caminó entonces con un grupo de periodistas extranjeros, entre los que estaba La Nacion, hasta una sala donde mostró algunas de las escenas más conocidas de Titanic, reconvertidas en formato 3D.

La nueva versión de la película llegará a los cines en abril próximo. Y, por lo visto, algunas escenas han ganado más efecto que otras. Los muebles flotando sobre los pasillos y los camarotes inundados, mientras Rose (Kate Winslet) busca cómo rescatar a Jack (Leonardo DiCaprio), son especialmente envolventes.

Lo mismo pasa cuando el capitán advierte que el barco está a punto de chocar contra un iceberg: los largos minutos que Cameron dedica a mostrar el agite de los pistones engrasados ganan dramatismo y relevancia gracias a las tres dimensiones. En otras escenas, en cambio, la tecnología parece "agregada" al original, más un truco de circo que de cine.

Para Cameron, su escena favorita de la nueva Titanic es aquella en la que Rose y su madre están en su camarote, y la madre le cuenta cuán gris y obediente deberá ser su vida si quiere ascender socialmente. "Es como si estuviéramos ahí mismo con los personajes", explicó el director. "Digo más: es casi como si nosotros mismos fuéramos los personajes".

El director tiene incentivos para pensar de esta manera porque el formato 3D todavía está lejos de convencer a la totalidad de Hollywood. Filmar en 3D muchas de sus películas de acción y de animación, pero todavía se niegan a hacer lo mismo con los dramas y las comedias.

Para Cameron, sólo se trata de un proceso similar al que vivió el cine en colores en su país, que comenzó a usarse con asiduidad a fines de los años 30, pero Hollywood siguió haciendo películas en blanco y negro hasta mediados de los 60, cuando la mayoría de los hogares estadounidenses ya tenía TV color.

"Hasta ese momento, los estudios decían algo parecido a lo que dicen ahora", explicó Cameron. Para el cineasta, lo mismo va a pasar con el 3D: cuando una porción importante de los hogares tengan TV para ver en esa tecnología, todas o casi todas las películas se filmarán con el nuevo formato.

La nueva versión de Titanic costó 18 millones de dólares y un año de trabajo y, según el director, prueba que la tridimensionalidad es aplicable a cualquier género. Por eso probablemente dice que la escena del camarote es su favorita: para combatir el estereotipo de que sirve para Transformers, pero no para, digamos, Red social.

"No es una cuestión técnica, es una cuestión estética", explicó Cameron. "Cuando un director me pide consejo sobre cómo filmar en 3D, le digo que no haga nada que no haría en 2D. El director debe controlar la tecnología, no ser controlado por ella". Alguien le preguntó por qué había decidido reestrenar Titanic en los cines. Qué había, además de la tecnología, detrás del proyecto.

Y Cameron dio entonces un argumento que define su condición de hombre de Hollywood. "Quería devolverle a la gente la experiencia de venir al cine".

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