El partido se le puso enseguida bien a la vista, que ya al sexto minuto encontró la ventaja con Vucinic: el montenegrino picó al límite del off-side (parecía algo adelantado), se fue solo contra Agazzi y definió con frialdad por abajo de las piernas del arquero.
El tanto pareció casi transportar el partido en el salón de un departamento, puesto que la impresión era que los bianconeri juguetearan esperando noticias desde San Siro, casi como si estuviesen mirando el partido a la televisión.
En el complemento esa sensación se sintió aún más, porque la notica del 2 a 1 de Milan puso un poco nerviosos a los juventinos. A todo eso, Cagliari se defendía muy bien y la maniobra continua de la visita no lograba producir ninguna clara ocasión.
Sin embargo, con el pasar de los minutos, y mientras iban llegando las buenas noticias de la remontada de Inter y de la derrota rossonera que se iba perfilando, Juventus reencontró confianza, empujó con mayor convicción y tuvo también la suerte (la clásica fortuna del campeón) de encontrar el 2 a 0 con un gol en contra de Canini.
Fue realmente insólito lo del defensor sardo, considerando que estaba casi de espaldas al arco y tuvo realmente mucha mala suerte en clavar el balón a lado del palo, tras pifiar el despeje.
Hecho lo suyo, los bianconeri realmente dejaron de pensar a su proprio partido, se ocuparon de hacer lo mínimo indispensable y se pusieron a escuchar las noticias de San Siro, que fueron las que le permitieron de festejar el Scudetto, el primero desde su regreso en Serie A.
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