Don Omar - Taboo

21 de mayo de 2012

30.000 israelíes festejan Día de Jerusalén



La marcha comenzó en la parte judía de la urbe, con hombres y mujeres separados por motivos religiosos, y cruzó el barrio musulmán de la ciudad vieja hasta el Muro de las Lamentaciones, a última hora de la tarde.

Jerusalén. Unos 30.000 israelíes, en su mayoría jóvenes de la derecha nacionalista, marcharon el domingo por Jerusalén, incluidos barrios palestinos ocupados, para celebrar el 45 aniversario de la “reunificación” de la ciudad, en un evento que acabó con diez judíos y quince palestinos arrestados.

La marcha comenzó en la parte judía de la urbe, con hombres y mujeres separados por motivos religiosos, y cruzó el barrio musulmán de la ciudad vieja hasta el Muro de las Lamentaciones, donde no cabía un alfiler a última hora de la tarde.

En un ambiente de provocación, poder y fervor nacionalista, algunos participantes pasaron por la parte islámica entonando cánticos derechistas, golpeando puertas y candados de viviendas y comercios y agitando banderas, mientras un puñado de palestinos los observaba desde los accesos tras las vallas que custodiaba la Policía.

“Jerusalén, nuestra para la eternidad”, “El pueblo judío vive” o “(Meir) Kahane tenía razón”, en alusión al rabino asesinado cuyo partido fue ilegalizado en Israel por el racismo de sus planteamientos, eran algunos de los lemas de los participantes, que en general respetaron el compromiso de no entonar cánticos abiertamente racistas.

“¡Qué asco, huele a árabe!”, decía una niña pequeña a su madre, antes de que un adolescente envuelto en la bandera nacional aporrease una puerta y otro lanzase besos a las ancianas palestinas que observaban la marcha en silencio.

Eran sobre todo jóvenes y matrimonios de la derecha nacionalista, punta de lanza del movimiento colonizador, más algunos ultraortodoxos sionistas o seculares de extrema derecha.

Les unía el 45 aniversario de la “reunificación” de la urbe, que entre 1948 y 1967 estuvo dividida entre una parte occidental en manos israelíes y otra oriental en manos jordanas.

“Esta marcha es un mensaje a los árabes de que rebajen sus expectativas: Ni Jerusalén ni Cisjordania están abiertas a negociación. Punto. Queremos la paz, pero hasta que los árabes no acepten eso no la habrá”, declaró a Efe uno de los participantes, Daniel Ben-Ari, de 17 años.

Eliezer Cook, ingeniero de 34 años acompañado de su mujer y sus tres hijos, apelaba a los textos sagrados para defender el derecho exclusivo judío a la ciudad: “No creo que los palestinos tengan historia aquí antes que nosotros y en la Biblia está escrito que Jerusalén es del pueblo judío. Hemos recibido Jerusalén de Dios”.

Netanyahu aprovechó la efemérides para anunciar la construcción en la urbe de “lugares bíblicos que mejorarán y explicarán la conexión” de los judíos “a la Tierra de la Biblia, a Sión”.

Netanyahu, que esta noche visitará el centro de estudios Harav Krugliak, vivero del sionismo religioso, dijo que si la Explanada de las Mezquitas, tercer lugar más sagrado del Islam, pasase a “manos de otros” sería difícil “evitar una guerra religiosa”.

“Jerusalén es y será la primera ciudad del pueblo judío”, afirmó el presidente, Simón Peres, mientras que el alcalde, Nir Barkat, se mostró “completamente esperanzado de que seguiremos edificando Jerusalén para todos sus residentes”.

Por parte palestina, su jefe negociador, Saeb Erekat, interpretó el paso de marcha por territorio ocupado como una “clara prueba de que la paz no forma parte de la agenda del Gobierno israelí”.

“Este comportamiento refleja la mentalidad de un colonizador más que la de un presunto socio para la paz (…) Sin Jerusalén Este no habrá Estado palestino. Jerusalén es la clave para la paz”, subrayó en un comunicado.

En esta ocasión y para evitar disturbios, la marcha no llegó hasta al radical asentamiento enclavado en el corazón del barrio palestino de Sheij Yarraj, como sucedió el año pasado, que acabó con quince palestinos y activistas israelíes de izquierda arrestados y tres heridos leves.

Este domingo se registró el mismo número de arrestos: diez judíos, por cantar eslóganes racistas, y cinco palestinos, por lanzar objetos a los participantes, según la Policía israelí.

También hubo otros incidentes, como el intento de un palestino de apuñalar a un soldado cerca del asentamiento judío de Gush Etzion, en Cisjordania.

El atacante resultó herido grave al ser reducido por los militares.

Además, la Policía arrestó y liberó poco después a tres ultranacionalistas por intentar rezar en la Explanada de las Mezquitas, donde se alzaba el Segundo Templo Judío.

Asimismo se registraron enfrentamientos entre participantes en la marcha y activistas de izquierda israelíes.

Según los datos difundidos por la oficina central de estadísticas con motivo de la efemérides, Jerusalén tiene 801.000 habitantes, 62% judíos, 35% musulmanes y 2% cristianos.

En los barrios palestinos, 78% de los habitantes vive bajo el umbral de la pobreza a causa del “abandono” de las autoridades israelíes, según un informe difundido por la Asociación de Derechos Civiles en Israel.

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