
El Barcelona no desaprovechó el pinchazo del
Real Madrid y obtuvo una meritoria victoria como visitante ante el Villarreal,
uno de los campos más complicados que le quedaba por visitar en la recta final
de la Liga , que
le permite distanciar en ocho puntos al conjunto madridista.
El Villarreal pagó muy caro
no aprovechar hasta tres clarísimas ocasiones de gol, que siempre encontraron
la respuesta de un Valdés soberbio, y el Barcelona, que no perdonó, ya
vislumbra su tercer título liguero consecutivo. Sin Xavi ni Messi en el
campo, el Barcelona no perdió su personalidad pero sí su claridad ofensiva. El
conjunto catalán se hizo con el balón desde el primer minuto, con el joven
Thiago como director de orquesta, ante un Villarreal que optó por el
contragolpe como principal argumento ofensivo.El Barcelona llevaba el peso del
partido pero fue el equipo castellonense el que más cerca tuvo el gol gracias a
la conexión Cazorla-Rossi. En dos ocasiones el internacional español se sacó de
la chistera dos magníficas asistencias que el italiano no aprovechó porque se
encontró a un Valdés mayúsculo.Primero en un mano a mano y posteriormente
despejando un disparo de Rossi, el arquero barcelonista impidió que el
Villarreal tomara el mando en el marcador. Tras estos dos sustos en el primer
cuarto de hora, el conjunto de Pep Guardiola elevó su presión en la salida
local y no pasó por tantos apuros en defensa.
Pero en ataque, el Barça
echó en falta la clarividencia de Xavi en el último pase y la verticalidad de
Messi, ya que Villa, que actuó en la posición del argentino, se encontró muy
desasistido en todo momento, por lo que Diego López no pasó por grandes apuros
en el primer acto del encuentro.
Ante esta tesitura,
Guardiola decidió dar salida a Messi en los primeros compases de la reanudación
y retrasar a Iniesta para ayudar en labores creativas. El técnico acertó de
pleno. La zaga local comenzó a pasar apuros ante la movilidad del Barcelona en
los metros finales.
Sin embargo, el gol llegó a
balón parado tras un saque de esquina que aprovechó Piqué, tras un control en
el que los locales pidieron mano, para marcar a bocajarro. A partir de ahí, el
partido siguió el guión que tantas veces ha escrito el Barcelona: dormir el
encuentro con posesiones interminables y agotando a un rival impotente.La
entrada al campo de Nilmar y Cani no dio el dinamismo ofensivo que buscó Juan
Carlos Garrido porque su equipo casi nunca tuvo el balón. Por contra, Messi
pudo poner la puntilla con un libre directo que obligó a volar a Diego López
para evitar el 0-2.El Villarreal buscó a la desesperada en los instantes
finales empatar y tuvo la ocasión en la bota de Cazorla, que agarró una volea
en el área que de nuevo encontró la respuesta de Valdés cuando El Madrigal
cantaba el gol.
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