Don Omar - Taboo

31 de enero de 2011

No abandones a tu blog: él nunca lo haría


Es muy difícil calcular el número de blogs que existen actualmente en la red. Si nos aventuráramos a decir una cifra, muy probablemente nos equivocaríamos, así que dejémoslo por ahora en que son muchos, muchísimos, más de los que nos podamos imaginar.

Independientemente del valor expresivo que tiene un blog, para mí ha tenido un valor catártico o cuasi-ansiolítico: me gusta escribir, me desahogo de alguna manera y también me relaja, aparte de mostrar mi opinión sobre ciertos temas de que puedo conocer, en algunos casos muy de cerca y en otros no tanto.

No puedo dedicarle todo el tiempo que quisiera a escribir delante de la pantalla;  a veces el tiempo sobra pero faltan las ideas, y en otras ocasiones sobran las ideas pero falta el tiempo. También ocurre que algunos momentos, cuando voy a escribir sobre algo descubres que ya se ha escrito mucho sobre “eso”, y no vale la pena alargar los temas, ni aportar más contenido de un tema que otros dominan de sobra.
Me imagino que a muchos de los que escriben con regularidad les pasarán cosas parecidas, pero sin duda, una de las cosas que más pena me da es cuando hago clic en algún enlace interesante y descubro que se trata de un post de un blog “muerto”.

Sí, esos blogs que permanecen indexados a los cuales somos capaces de acceder, aunque lleven meses o años literalmente colgados en la red, en los dos sentidos del término. Internet se convierte en una suerte de “limbo” para blogs cuyas páginas yacen esperando a que alguien vuelva a escribir sobre ellas. Blogs que nacen con ilusión y que tratan sobre temas tremendamente interesantes quedan en la chatarra de la blogosfera, esperando que alguien de con ellos vía google y los redescubra de alguna manera.

¿Por qué esa vida tan corta de algunos blogs? ¿Tienen un principio y un fin los blogs? Pues la respuesta es muy relativa, tan relativa como la disparidad de los blogs y de sus autores. Hay autores que se ponen como meta escribir todos los días del año; otros autores escriben con una cierta regularidad,, y por otro lado hay autores que escriben cuando les apetece, sin más.

Es lógico pensar que haya bitácoras que tienen un principio y un fin determinado, como por ejemplo los que van asociadas a alguna noble causa o reivindicación (por ejemplo, textos dedicados a recaudar fondos, protestas laborales, etc…) pero entiendo que no son la mayoría. La mayoría de los blogs empiezan con fuerza, con ganas, con ilusión, e incluso en ocasiones sus autores a lo largo del tiempo empiezan a ser reconocidos y a obtener cierto prestigio en otros medios.

Hay blogs de todo tipo: con posts más cortos o largos, con diseños “bonitos” o algo más complicados, con fotos o sin fotos, con muchos enlaces o con pocos…todas son bitácoras donde dejamos huella, pero el caso es que algunos continúan con el paso del tiempo, otros empiezan a actualizarse más lentamente y otros, simplemente, desaparecen. Una de las “excusas” a las que se recurre con más frecuencia es que con el auge de las redes sociales y la conexión permanente con los internautas que ello conlleva,  se consume mucho tiempo que se roba a la producción de posts…

¿ Razón de peso o argumento fácil para escribir menos? ¿Tiene que ver que seamos más o menos metódicos para escribir con una cierta regularidad? ¿Qué características diferencian al bloguero constante del que abandona su creación?
Yo propongo hacer un esfuerzo por no dejar morir a nuestros queridos hijitos, esas páginas y plantillas a las que les hemos dedicado tanto cariño. Una veces diremos cosas más interesantes y otras menos, pero sigamos compartiendo el conocimiento y desarrollando la filosofía 2.0.

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